Es un color de los denominados fríos, y no es muy amado en los productos alimenticios. Si eres consumidor de caramelos o golosinas de las que se venden en una amplia gama de colores, probablemente habrás notado que al compartirlos con alguien mostramos preferencia por unas tonalidades diferentes. Muy posiblemente los que menos éxito tengan sean los caramelos azules, y es que según recientes estudios el azul en la comida es el color que menos nos atrae.
¿Por qué hay tan poco azul en la naturaleza?
Cuando piensas en animales azules, puede que te vengan a la cabeza ciertas especies de peces, pero eso es sólo por la luz que rebota en sus escamas y que da esa sensación de azulón. Y puede que si pienses en los alimentos de este mismo color y que te vienen a la cabeza los arándanos, las grosellas, las uvas, las moras o hasta las ciruelas azules. Pero es verdad que es un cierto azul-liláceo, no llega a ser azul-azul.
A si pues, podemos decir que el azul no es un color que haya evolucionado en los vegetales, porque los insectos no distinguen este color y no podrían hacer la polinización de las plantas.
Los consumidores preferimos los alimentos y las bebidas de color rojo, naranja y amarillo, y rechazamos los colores sintéticos que no se encuentran de forma natural en el mercado.
De hecho, la comida de color azul o morado genera cierto rechazo, incluidas las gominolas, los caramelos y las bebidas y licores que son coloreados artificialmente con esta tonalidad. Los blancos y los verdes, sin embargo, sí suelen funcionar bien, algo que tiene muy en cuenta la industria alimentaria a la hora de seleccionar colorantes.
Los expertos sugieren que los motivos del rechazo al color azul es que en las comidas naturales pueden ser indicadores de que un alimento, por ejemplo la carne, se encuentra en mal estado, es tóxico o tiene hongos, lo que implica que no nos sentará bien. ¿Un buen motivo para que no no guste el azul, no crees?