Hay un antes y un después de la Covid-19 a la hora de hablar de enfermedades infecciosas, que en la actualidad representan un importante problema de salud pese a que en algún momento de las últimas décadas se creyó que se iban a poder controlar.
"Con el desarrollo de los antimicrobianos y la inmunoterapia, se insinuó en algún momento que se alcanzaría el control de estas enfermedades, pero en la actualidad continúan afectando a millones de personas, sobre todo en países con recursos limitados", señala un artículo elaborado por científicos del Hospital Universitario Marqués de Valdecilla, en Santander
Este mismo trabajo indica que si bien la fiebre "se considera síntoma cardenal de la infección, no siempre puede encontrarse en una enfermedad infecciosa y no toda fiebre implica una infección" y pone de manifiesto los principales factores de riesgo para padecerlas.
Entre los epidemiológicos, encontramos desde la ingesta de agua o alimentos sospechosos al uso de tóxicos, el contacto con animales, las transfusiones, el contacto con pacientes con enfermedades transmisibles o los viajes a zonas tropicales con determinadas enfermedades endémicas, entre otros. Entre los factores de riesgo generales, hallamos enfermedades crónicas subyacentes, edades extremas, alcoholismo, el consumo de determinados medicamentos (como inmunosupresores y antibióticos) o los procedimientos invasivos.
Practicar ejercicio físico con regularidad es fundamental si queremos prevenir infecciones.
Ocurre lo mismo con el sueño, otro factor que influye en el estado de nuestro sistema inmune.
La experta señala que la alimentación sí que es clave para prevenir algunos factores de riesgo para determinadas infecciones, como son la obesidad y la diabetes, e insta a adoptar una dieta mediterránea rica en frutas, verduras y hortalizas, legumbres, frutos secos y aceite de oliva como grasa de elección
Por su parte, el nutricionista de Alimentoría, en Tenerife, Santiago Díaz, anima a incorporar a la dieta algunos alimentos y plantas con un gran poder antiinflamatorio, antibiótico y antioxidante.
Estos son algunos de ellos:
1.Cúrcuma
"La cúrcuma, el orégano, el tomillo, el cilantro, el clavo, el perejil o la pimienta negra son solo algunos ejemplos de especias que actúan como antibióticos naturales y que, además, tienen gran cantidad de antioxidantes que ayudan a mejorar el sistema inmunitario", explica Díaz.
2. Cebolla y ajo
Ambos contienen quercetina, un antioxidante natural presente en algunas frutas y verduras con propiedades antifúngicas y antibacterianas. "También son ricos en azufre, que es un mineral responsable de reforzar nuestro sistema inmune y protegernos de enfermedades como la gripe, entre otras".
3.Arándanos
Ricos en polifenoles, los arándanos son adecuados, según el nutricionista, "para prevenir infecciones relacionadas con los riñones, como las infecciones de orina". Los frutos rojos en general y los arándanos en particular son muy ricos en antioxidantes, que previenen el envejecimiento celular, y muy versátiles cuando llega el buen tiempo, ya que encajan en numerosas recetas.
4.Huevos
Los huevos enteros -"y más si son camperos", señala Díaz- son ricos en minerales como el zinc y el selenio, que ayudan a fortalecer las defensas y a prevenir infecciones. Pese a que durante un tiempo el consumo de huevos se asoció a un aumento del riesgo cardiovascular, diversas investigaciones científicas recientes han demostrado que esta creencia es infundada.
5. Algas
"Es recomendable incluir algas en la dieta al menos un par de veces a la semana, desde la nori a la kombu o cualquiera que nos guste, ya que son muy versátiles y podemos incorporarlas a numerosos platos", explica Díaz, que recomienda triturarlas y añadirlas a yogures, ensaladas y otras recetas.
6. Espinacas
Tanto las espinacas como las verduras de hoja verde, desde la rúcula a las acelgas, son fuente de numerosos nutrientes. Uno de ellos es la coenzima Q10, un antioxidante que el cuerpo produce de forma natural y que las células emplean para su mantenimiento y crecimiento. Además de las verduras de hoja verde, hay otros muchos alimentos que son buenas fuentes de este nutriente, desde las carnes a los pescados o los frutos secos.
7. Tomates
Díaz señala que, pese a que no a todas las personas les sientan bien, los tomates son ricos en licopenos, un carotenoide responsable del color rojo de algunas frutas y verduras. Tiene efectos antioxidantes y antiinflamatorios, lo mismo que otras frutas y hortalizas que también los contienen, como la sandía o el pomelo rosa. Es efectivo para los problemas dermatológicos, como manchas, acné o psoriasis
8. Semillas
Branco señala, por su parte, que "la semilla es el germen del alimento, donde se concentran todos los nutrientes, ya que a partir de ella crece el fruto", de modo que es interesante incluir semillas en la dieta, siempre en cantidades moderadas. Díaz recomienda incorporar también a la dieta alimentos como las pipas de calabaza o de girasol, "que contienen, entre otros nutrientes, grandes cantidades de vitamina E y zinc
9. Polen de abeja
"Es muy rico en nutrientes que fortalecen el sistema inmunitario", señala Díaz. Si bien, como en el caso de cualquier alimento, no podemos esperar beneficios milagrosos, es cierto que el polen de abeja es un producto nutricionalmente muy completo: es fuente de ácido fólico, riboflavina, tiamina, niacina, vitaminas D, E, K y A y minerales como fósforo, calcio, potasio, yodo, zinc, magnesio y selenio, entre otros
10. Sardina
Diversos estudios científicos avalan la relación directa entre el consumo de vitamina D y el sistema inmune, de manera que debemos ser especialmente rigurosos con su obtención. "La vitamina D se consigue sobre todo a través de los rayos solares y aproximadamente un 90% de la población presenta un déficit".
Pese a que no son la fuente principal de vitamina D existen alimentos, como los pescados azules, que la contienen. "La sardina y otros pescados grasos como la caballa, el bonito, el atún, la anguila, los arenques, los salmonetes y el pez espada son buenas fuentes de vitamina D, ya que esta vitamina, al ser liposoluble -lo que significa que se disuelve en grasa- tiene más impacto cuando la encontramos en estos pescados".