El Queso ¿Se puede congelar?


Sí, se puede congelar el queso. Aunque debemos destacar algunos matices importantes. Se trata de uno de esos alimentos que, generalmente, no suele faltar en casa, pero con el que siempre han existido ciertas dudas sobre la opción de congelarlo. ¡Y la respuesta, para alegría de muchos, es afirmativa!

Efectivamente, el queso se puede congelar
Concretamente el queso es una de esas excepciones que confirma la regla. Y es que lo más habitual es que alimentos con altos contenidos de grasa o nata no sean muy aptos para la congelación, pero en este caso es todo lo contrario (en función del tipo). Empieza a valorar la opción de hacerlo para que así nunca te falte un trozo en casa.

Por lo tanto, se puede congelar el queso. Esa duda ya ha quedado resuelta, pero ahora comenzamos con los matices, que también tienen su importancia. Lo primero de todo, el tipo de queso es lo más relevante: por ejemplo, camembert, havarti o brie son especialmente tolerantes con la congelación, algo que contrasta con otros quesos blandos como el requesón, que al tener un altísimo contenido en agua se resisten un poco más. Otro detalle importante: cuanto más duro esté el queso, peor aguantará el proceso de descongelación.

Visto que, en líneas generales, está claro que el queso sí aguanta la congelación, veamos qué ocurre con dos clases muy concretas y algo más especiales. Y también muy utilizadas en pizzas, ensaladas y platos similares.

¿Se puede congelar la mozzarella fresca?
En principio sí se puede congelar la mozzarella, porque el proceso de congelación como tal lo soportan, pero el problema llega cuando hay que invertirlo. Al formarse microcristales mientras está en el congelador, la textura se altera por completo así que la estructura molecular se rompe por completo cuando llega el momento de consumirlo. Esto mismo es lo que ocurre con los quesos tipo Burgos, mascarpone o ricotta.

¿Y se puede congelar el queso de cabra?
Indispensable en ensaladas y pizzas, el queso de cabra se puede congelar y, a diferencia de los anteriores, su estructura sufre mucho menos porque es un queso que, tal como dicen los expertos, tiene una humedad y una cantidad de grasa calificada como «media». El gouda, por cierto, también se puede meter en este epígrafe. Lo aconsejado para ambos casos es congelarlos o bien en trozos muy pequeños para minimizar la pérdida de textura, o bien rallarlos y almacenarlos en bolsas de zip o envueltos en papel transparente.

¡Ahora ya sí que no hay ninguna duda! Ya sabes que se puede congelar el queso y los matices más importantes a la hora de hacerlo para que ningún tipo se eche a perder. ¿Era algo que ya sabías? Si nos hemos dejado algún truco o recomendación en el tintero no tengas ninguna duda: comenta justo en la parte de aquí abajo y así tendremos muchos más consejos de amigo reunidos en un mismo lugar.

 

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